Desde niña siempre conocí el súper poder de la Coca-Cola, y no me refiero a lo adictiva que es, ni a las caries o la obesidad, la Coca-Cola contrario a lo que todo el mundo dice, me ha ayudado en muchas ocasiones a salvar la vida de la persona más importante de mi vida. Una de las primeras cosas que recuerdo haber aprendido de niña es que siempre debía de haber al menos una Coca-Cola en mi refrigerador, para las emergencias, ya entenderán porque, hoy les contaré sobre el peor día de mi vida “adulta”, ese día me mantiene atada a mi infierno personal (no que crea que sin mí, mi madre morirá, en realidad es solo el hecho de que estoy consciente de que en cualquier momento puede faltar, nadie es eterno y no quiero que muera odiándome)
Ayer leí un twit y me trajo ese día a la mente, lo recordé y sentí la necesidad de comprobar que ella estuviera bien, recordé como si fuera ayer a pesar de que fue un sábado de 2006 o 2007 no sé el año con exactitud, pero era uno de esos malditos sábados de AutoCAD en la universidad, el odio de tener que tomar un pinche camión a las 6:30 de la mañana en sábado para ir a una pinche clase era insoportable, pero era obligatoria curricular y no había como zafarse, así que, como todos los sábados me desperté, me bañe, me vestí, salí de la casa como zombi, me subí al camión y me dormí (hora y media de sueño medio interrumpido), para terminar afuera del edificio 112 de la UAA, estábamos todos como idiotas esperando al profesor en la banquita roja y como a aquello de las 8:30 nos quedo claro que el hijo de puta no iba a llegar a clase…. después de mentarle la madre por 5 o 10 minutos, decidimos que podíamos dormirnos un rato, y luego iríamos a desayunar, algo sano como gordas fritas o algo así. Creo que terminamos en los tacos de colores, me dejaron en plaza universidad como a las 10 y decidí pasar a cortarme el cabello, ya me hacía falta un cambio de look y a demás había que aprovechar el “día libre”….
En fin, me desocupe como a las 11:30, espere el camión y me fui al pueblo, llegue a mi casa casi a la una, esperaba que mi mamá estuviera empezando a hacer de comer, pero no olía a comida, cuando grite ya vine y nadie contesto, pensé: “igual no está, que novedad”, pero se oía la lavadora y estaba la tele de la cocina prendida, así que entre a la cocina esperando, pues no sé, que estuviera embobada en la tele y x eso no me contestara, pero no la vi, cuando le di la vuelta a la mesa y descubrí que mi madre estaba tirada en el suelo inconsciente, sentí que me sacaron el piso, jamás la había visto tan mal, no tenía ni puta idea de cuánto tiempo tenía en ese estado, y para acabarla de chingar no había coca-colas en el refrí, puta madre y ahora??? En chinga le llame a mi papá (por suerte no estaba tan lejos y prometió llegar en 5 min) tiempo en el que hice como un litro de jugo de naranja al que le vacié la azucarera y como pude hice que doña PATY quien apenas podía abrir los ojos se tomara el jugo, estuve a punto de usar un embudo, para cuando llego mi papá, que yo juraba que había tardado más de lo prometido, mi madre casi podía fijar la vista en mí, la verdad no sé como hice “tanto” en tan poquito tiempo, papá tardo solo 3 minutos, el tiempo que te toma comprar 3 cocas en la tienda de la esquina subirte a la bicicleta y recorrer 3 cuadras, mi mamá ya se había tomado el litro de jugo, e intentaba decir algo pero su cara y su lengua no cooperaban, seguían paralizadas, como quiera ya no estaba sola, y mi papá tenía más experiencia que yo en rescates extremos (para él no era la primera vez) mi mamá estaba helada así que papá trajo una chamarra, destapamos una Coca-Cola y nos encargamos de que se la terminara, cuando comenzó a sudar, y a recuperar el control sobre sus músculos, la levantamos del suelo, y mi papá tuvo la brillante idea de hacerle una prueba de glucosa, (solo para saber cómo iba la recuperación) la llevaba en 36 ¿o eran 26?, no lo recuerdo, solo sé, que era demasiado baja, la verdad no tenemos idea de que tan peligrosamente baja estuvo su glucosa ese día, la verdad ni quisiera averiguar, se que de haber sido “un día normal”, no estaría contándoles un acto heroico, sino la peor tragedia de mi historia. Pero ese día me dio el derecho a reprender a mi madre por intentar bajar de peso, a base de hambre, o por alterar las dosis de insulina solo porque piensa ingerir bastantes cosas dulces, cosas que a veces me parecen bastante tontas viniendo de ella, digo si de joven, jamás hizo esa clase de estupideces, ¿por qué lo hacía a sus cuarentaitantos?, y no es que la considere una vieja, es solo que, eso de no comer es para adolescentes con baja autoestima, no para adultos responsables. Y es que la verdad, ella nunca ha sido la clase de diabético desordenado, que no sigue las instrucciones del médico y niegan su enfermedad, mi mamá siempre siguió las instrucciones del endocrinólogo al pie de la letra, es la mejor conservada de sus hermanas a pesar de ser de las más grandes, puedo decir sin afán de barbearla, (ya que ella no leerá nunca esto) que a sus 51 años de edad se ve mucho más joven que su hermana la menor que tiene 39 (aunque eso hace que mi tía muera de envidia), en fin, mi madre con sus 30 años de enfermedad a cuestas, luce tan bien que hay personas que juran que es mi hermana mayor.
Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz que hueva das!!!!
ResponderEliminarEsta es tu segunda entrada que leo y debo decirte que en realidad tus blogs no son taaaan malos pero si deberías tener mas cuidado en como usas las comas y los signos de puntuación, ya que así cambia el sentido de tus palabras... como jugando con ellas. Y quiero imaginar que tu lo único que quieres es dar a conocer tus vivencias, serían mas interesantes si les metes un poco mas de velocidad y descripción para atrapar al lector. Bien por ti y abajo el tratar de ser delagad@s.
ResponderEliminarTe entiendo perfectamente Amiga.. mi mom hizo un par de sacrificios por mi .. q inevitablemente me siento mega en deuda con ella y me tendra junto a ella siempre.. Besho
ResponderEliminar