martes, 23 de octubre de 2012

lazos


Había estado platicando con la gente que nos vio crecer juntos, esos testigos que vivieron los mismos días soleados llenos de tierra que yo, donde el limite llegaba al caer la noche, y aun así podíamos jugar bajo techo, Faby dijo “¿en el ultimo año? Sol, él nunca te ha tratado bien, no creas que no me acuerdo; no me explico porque, con todos siempre fue muy bueno, pero a ti siempre te tenia que dar en la madre” se me llenaron los ojos de lagrimas, estaba leyendo algo que me gustaría negar, yo siempre lo he querido y siempre lo he admirado, pero ella tenía razón, él nunca me ha tratado bien. No creo que nunca superara los típicos celos de cuando te desplazan del lugar del primogénito, y me niego a creer que envidia mi posición de “mujer”, nunca he podido entender porque si tiene la posibilidad, se porta muy ojete con migo, ¿estará en sus genes?  En realidad yo nunca le he hecho nada terrible o cruel para que me desprecie, pero ¿porque si otros me atacan me defiende? No puedo olvidar la tarde en que el “simio” estúpido me quería golpear, ¿que tiene de noble ser un idiota de 20 años queriendo pelear a golpes con una chica de 16? Salió corriendo, lo empujo y gritó “no cabrón a mi hermana no le pegas” bueno al menos de algo sirvió la relación, aunque tal ves lo que le falto decir fue “a ésta solo le pego yo”.
Como quiera que fuera nunca me he atrevido a preguntar que es lo que tanto le molesta de mi, bueno además de lo “evidente”, siempre he querido saber que lo motivaba a hacerme llorar cuando éramos niños, ¿Por qué? ¿Yo que hice mal?
Por todo lo que soy no pude evitar querer llorar al verlo frente al altar, es tan joven, ¿de verdad quiere comprometerse de por vida con esa niña mimada? ¿Y si le rompe el corazón en mil pedazos? No, de seguro lo hará el hombre más feliz del mundo, ella es buena, y más le vale serlo porque le arranco los ojos si lo lastima. Tampoco pude evitar correr a abrazarlo a la hora del vals, nadie podía robarme unos segundos perfectos, armonía, cordialidad, risas y un sincero “me siento muy cansado”, de pronto eramos lo que siempre debimos ser, apoyo, cariño, confianza, tampoco nadie me quito el privilegio de hacer el moño de su corbata, me necesitó y estuve para él, en ese ínfimo detalle, fui su hermana, como siempre debí serlo, cercana, especial, fue una tarde en la que se puede decir, que forme parte de su vida; ya después cuando todo lo indispensable terminó, volví a mi lugar en las sombras, el sitio de “la otra hija de mis padres” que siempre he ocupado para él. 

2 comentarios:

  1. Me siento algo identificado con esta entrada, pues de un tiempo para acá no llevo la mejor relación del mundo con mi hermana, hubo una disputa hace poco más de un año en la que había una gran diferencia: Su rabia contra mis argumentos, a la fecha la relación sigue áspera, pero al parecer la reconciliación no será pronta, porque ella nunca aceptará que la cagó... espero la reconciliación no llegue demasiado tarde u.u

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    1. pero para que necesitas que acepte que la cago, no es mas fácil, perdonar y olvidar y seguir, la vida es muy corta para amargarse por tonterías

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